Como todos los años, iba con un pellizquillo en el estómago a nuestra cita anual; iba a volver a estar con mis compañeros del Colegio. Bueno, lo comentábamos algunos de los presentes: llevamos ya más años acudiendo a nuestra cita que los que compartimos en el Cole.

Para mí, volver a reunirme con todos vosotros significa reencontrarme con el niño que todos seguimos llevando dentro, es decir, con lo más auténtico de nosotros mismos. Dicen los especialistas que lo más importante en la vida es “vivir el presente”. Me encanta vivir este momento presente dándome un “baño de nostalgia”, adivinando (recordando) la mirada del compañero con el que compartí una época llena de momentos irrepetibles de nuestra vida. Algunos compartimos en el colegio más años que otros; yo hice “el completo”, estuve desde el 68 hasta el 75 del siglo pasado (suena fuerte ¿eh?), y además, era de los mediopensionistas, por lo que permanecía aún más tiempo.

Volvimos a hablar del pasado. De nuestro pasado común. El hecho de ser ya cincuentones (ojo, lo bueno está por llegar), hace que, con la perspectiva del tiempo, las imágenes sean cada vez un poco más difusas. Aparecen flashes de momentos que nos impactaron especialmente; pero es curioso constatar que los detalles o momentos que  unos recordamos con más claridad sean diferentes de los de otros compañeros. Los pdf,s que ha colgado el Guti en la web ayudan.

Como es lógico el contacto más estrecho lo teníamos con los de nuestra clase, el criterio era el idioma extranjero, y así estábamos los de francés y los de inglés. Dentro de la clase, te relacionas más con tu compañero de banca y los que tienes delante o detrás. Como soy el Lanzat, pues el Guti, el Guerrero, el Linares, el Lorenzo Agudo,…  Luego están los compañeros del comedor, con los que también pasas muchas horas haciendo la digestión mientras juegas al futbol con una piedra en el patio de las columnas, esperando a que vengan los autobuses. Y los viajes. Especialmente el viaje de fin de estudios. Coincido con nuestro insigne y brillante orador de este año, Fefo Morón, en que el viaje a Italia de marzo de 1975 sirvió para conocernos mejor y que ciertos hechos del mismo, como el incidente de Orvieto (asunto no recogido en las crónicas del viaje por mor de la censura de la época), sirvieron para hacernos más piña cuando estaba próximo el momento en el que cada uno de nosotros debería seguir su propio camino.

En fin, que volvimos a hablar del pasado… y del presente…. De cómo cada uno de nosotros se va desenvolviendo en esa Universidad de la Vida de la que habla el Corrales; cada uno en su camino, pero con el denominador común  del “sello “  de Los Olivos del que habla José Luis Redondo .

Y termino con mi agradecimiento más sincero, en primer lugar a los miembros del C.O.C.O. porque siguen manteniendo viva la llama y el lugar es inmejorable; a todos los que acudieron (incluido Juan Alcover, ya un compañero más) y a los que no pudieron venir por motivos profesionales o de salud (nos vemos el año que viene). Mi comprensión y afecto también a los que no les apetece  acudir a esta reunión por los motivos que sea.

Estáis desde ya emplazados para el 1 de junio de 2012. Que la vida os trate bien, compañeros.

PD. Qué alivio no tener que escribir compañeros/as, miembros/as, etc. como es ahora políticamente correcto.

 

Pedro Lanzat.