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CRÓNICA DE UNA COMIDA MÁS QUE ANUNCIADA En tarde no excesivamente calurosa para la época, aunque soleada, nos reunimos en el número aproximado de siempre el grupo de entusiasta que a pesar del paso del tiempo y las dificultades personales, sigue insistiendo en no pasar hambre el primer viernes de cada mes de junio. De esta forma, preinscritos e improvisados de última hora nos fuimos reencontrando al tufillo de la cerveza de bienvenida y el continuo picoteo de saludos y parabienes que por espacio de casi una hora nos. acabó permitiendo reunir el más nutrido grupo por metro cuadrado que esta promoción ha conocido, en parte por la magnifica respuesta de nuestros compañeros, en parte por el reducido espacio disponible para tan voluminoso alumnado.
Gracias a esta
densidad de comensales por metro cuadrado, el codo con codo durante la
comida y el brindis dio paso a un no menos denso tiempo de copas y
tertulia que debido a la reducida capacidad de maniobra de cada uno de
los presentes, propició la mezcla de los más variados grupos de la
promoción, estableciéndose un reencuentro multilateral que quizás no se
había producido en comidas anteriores más espaciosas. Como novedad, el discurso de Carlos que no sólo estuvo a la altura sino que llegó incluso a superar el alto índice de contaminación acústica que pululaba por su alrededor. Llegado este momento tomemos nota de “Sinforosa….” esa deliciosa pieza musical, clásico del canto escolar agustiniano de nuestra época, que corre serio peligro de convertirse en nuestro himno oficial.
Tarta para treinta y
dos velitas; puros para fumadores y no
Hasta siempre compañeros Cristóbal L. Moya-Angeler Pajares
Málaga, sábado 2 de junio de 2007
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